Se ha evidenciado que el cambio climático ha hecho que dos continentes tomen la iniciativa de crear alianzas y poder ayudar al medio ambiente y evitar todo aquello que lo afecte.
Sin embargo, la compatibilidad de los dos métodos propuestos dependerá de los datos de sus relativos diseños de gestión, donde Estados Unidos como la Unión Europea han presentado CBAMs donde se aprecian más ventajas que obstáculos y se desea emprender técnicas para la minimización de carbono en la frontera.
Actualmente, en Washington y Bruselas se encuentra en gestión para allanar ciertas diferencias, desarrolladas por el ascenso atributiva iniciada por Donald Trump. El impuesto europeo al carbono podría afectar a las importaciones de aluminio, acero, cemento, electricidad y hasta fertilizantes, considerando algunas sociedades americanas. Un espacio que aún se puede obviar y que ha de ser abreviado en los siguientes meses.
Los dos gigantes financieros de Occidente han logrado a mezclar estas prioridades por vías diferentes. La primera vez que la UE sostuvo una reunión sobre los retos del cambio climático fue en la época de 1990 (llamada Comunidad Económica Europea), a luego del informe divulgado por el Panel Intergubernamental con relación al Cambio Climático y de cara a los convenios en relación prevista en la ONU. Solo fue una comprobación, que identifico los tres vectores o rutas de acción: la minimización de los gases contaminantes, el impulso de las energías renovables y el mejoramiento de la eficiencia energética.
Contribuyente a nivel internacional
Luego de treinta años después, cuando las políticas ambientales ha precisado una imagen más o menos clara. A mediados del 2019, la Unión Europa se consideró como el principal contribuyente a nivel internacional a los esfuerzos ambientales de las naciones en desarrollo, contribuyendo casi 22.000 millones de euros. Se indicó que el Parlamento Europeo dio la aprobación de la “ley climática”. Una legislación que obliga a los 27 accionistas a minimizar las emisiones contaminantes netas a un intervalo del 55% con relación a los niveles de 1990, y tratando de excluir totalmente para 2050. Por lo tanto, el CBAM forma parte de esta ley.
El avance de Estados Unidos ha sido un poco más accidentado. Los presidentes estadounidenses vieron el inconveniente hace décadas. Donde se advertía que hace unos 56 años, donde una parte de esa generación fue alterada con relación a la composición de la atmósfera a un nivel global mediante los materiales radioactivos y un incremento sostenible de dióxido de carbono derivado de la quema de combustibles fósiles.