Expertos de Caltech progresan en la investigación de la propagación de terremotos mediante la grava de grano fino que se extiende por las placas tectónicas y que logra producir grandes rupturas. Este procedimiento parece ser el origen del gran terremoto y tsunami que destruyo la costa de Japón en el año 2011.
El análisis a través de una simulación de terremotos realizada en los laboratorios de Caltech ha ayudado a avanzar en la manera de propagación de sacudidas y considerarla como la única responsable del terremoto que tuvo una magnitud 9.0 que destruyo la costa de Japón en 2011 a origen de un tsunami.
El estudio de unas líneas de falla, donde se apreciaron los límites de las placas tectónicas, se desarrolla de una grava de grano demasiado fino, llamado como gubia, poco a poco que las placas colisionan entre sí. El dominio de esta grava durante los terremotos ha surgido durante un largo tiempo, explica el estudio científico. Una información publicada en revista Nature, indica que los investigadores de Caltech descubrieron que la grava fina, primero interrumpe la expansión de los terremotos, pero después desencadena la restauración de los terremotos para formar poderosas rupturas en las capas.
Este punto de vista experimental ha permitido observar de cerca el procedimiento del terremoto y deducir cuáles son características clave de la expansión de la ruptura y el avance de la fricción, indica el científico investigador y autor del estudio, Vito Rubino, uno de los importantes descubrimientos de la investigación es que los cortes de falla que anteriormente se pensaba que funcionaba como barreras contra el rompimiento dinámico, además protege los terremotos, como efecto de la activación de mecanismos de debilidad por fricción sísmica.
Acción de la gubia de roca
La investigación explora un rol importante la acción de la gubia de roca, funciona como un material granular con una dimensión de micrómetro, al movimiento sísmico. Para lograr simular el resultado de la excavación de piedras en la expansión de un terremoto, el equipo usó el llamado túnel de viento sismológico. La red, que existe desde 1999, ayuda que los científicos e ingenieros estudien los grandes terremotos en un nivel en miniatura.
Para lograr simular un terremoto, se logró el corte por la mitad un bloque cristalino de un metro similar al plástico llamado como Homalite. Las características este material ayuda a la nucleación del rompimiento dinámico de muestras pequeñas de poco centímetro de diámetro; analizar estos efectos en la piedra pediría muestras de otros tamaños.