Aunque mokele mbembe (“el que detiene el flujo de ríos” en español) no es tan famoso como el monstruo de la Laguna Ness o Bigfoot, lo cierto es que es un contendiente muy pero muy cercano. Durante los últimos dos siglos ha circulado todo tipo de información vaga sobre un animal de cuello largo, 3 garras, cola larga y terriblemente enorme que habita en las profundidades de la Cuenca del río Congo en África central.
Los criptozoólogos, personas que intentan probar la existencia de animales mitológicos extintos o folclóricos, han mostrado su fascinación por mokele mbembe. Incluso lo han vinculado con un seudópodo vivo que está relacionado con enormes dinosaurios de cuatro patas caracterizados por Brachiosaurus y Diplodocus. Los últimos descendientes de esta familia se extinguieron hace 65 millones de años.
¿Cómo probar la existencia de un dinosaurio o cualquier otro animal?
Es digno de mención cual es el nivel de prueba que se requiere para establecer una criatura que se creía extinta hace decenas de millones de años, más allá de toda duda razonable, sea que intentemos abordar el tema de mokele mbembe o cualquier otra especie.
Es insuficiente la evidencia de segunda mano proporcionada por los niños que son fácilmente impresionables o por los ancianos tribales. Se requiere de algún video digital con sello de tiempo, el testimonio de testigos oculares o expertos capacitados.
A pesar de no conseguir estas pruebas, por lo menos deberá haber un espécimen real que viva y respire, y si no, al menos debe conseguirse una carcasa. Por el contrario, todo el resto de las supuestas pruebas se denominaran simplemente como rumores.
¿Por qué tantas personas defienden con fervor la existencia de mokele mbembe?
Todo inicia a finales del siglo XVIII cuando un misionero francés en el Congo aseguró haber descubierto huellas gigantescas y con garras que tenían unos 3 ft de circunferencia. Sin embargo, esta curiosa criatura no se volvió a mencionar hasta 1909 cuando el cazador alemán Carl Hagenbeck había escrito en su biografía que un naturalista de la zona le había hablado de un supuesto dinosaurio aparentemente similar a un brontosaurio.
Durante el siguiente siglo han desfilado muchas expediciones y supuestas referencias a medias tintas sobre un supuesto avistamiento de mokele mbembe en la Cuenca del río Congo. Sin embargo, ninguno de los exploradores logró ver a la mítica bestia a pesar de que hay numerosas referencias en el folklore local, así como relatos de avistamiento por parte de tribus locales.
Por supuesto, los nativos pudieron haberles dicho a los exploradores europeos exactamente lo que querían escuchar. Sea como sea, durante la última década no pocos medios de televisión han proyectado especiales sobre el mítico dinosaurio, sin embargo, está de más decir que ninguno de estos documentales presentan imágenes de vídeos reales o al menos fotografías convincentes.
Claro está, la búsqueda en la Cuenca del río Congo es realmente titánica ya que es una zona que abarca 1,5 millones de millas cuadradas de África central. Por lo que existen remotas posibilidades de que el mítico dinosaurio resida en una región aún sin penetración de la selva tropical del Congo.
A pesar de esto, todos los días los naturalistas consiguen en la zona nuevas especies de escarabajos y otros insectos (animales muy pequeños en comparación) por lo que es poco probable que un dinosaurio de 10 t de peso y proporciones épicas se les puede escapar de su vista.
Entonces ¿Qué es mokele mbembe?
Quizá la explicación más razonable para mokele mbembe es que se trata simplemente de un mito. De hecho, algunas tribus africanas se refieren a mokele mbembe como una criatura mítica en vez de algún animal vivo. Esa región de África pudo haber estado habitada hace miles de años por elefantes y rinocerontes por lo que los recuerdos populares de aquellas bestias que se remontan a docenas de generaciones bien pueden explicar la leyenda de mokele mbembe.
¿Entonces no existe la posibilidad de que mokele mbembe sea un seudópodo vivo? lo cierto es que para poder afirmar que un dinosaurio ha sobrevivido hasta nuestros días se requiere evidencia extraordinaria, y la verdad es que esa evidencia es prácticamente inexistente. Por otra parte, para que un seudópodo haya sobrevivido hasta nuestros días se necesita de una población mínima para que ante una mínima desgracia no se extinga.
En pocas palabras, para que solo un puñado de especímenes puedan mantenerse con vida es prácticamente imposible a menos que hayan sido secuestrados por un zoológico. Si una población de mokele mbembe o cualquier otro dinosaurio residiera en el África más profunda tendría que haber cientos o miles y seguramente ya se habría conseguido algún espécimen.