¿Qué es el herpes zóster y cómo afecta a los adultos?
El herpes zóster, también conocido como culebrilla, es una infección viral causada por la reactivación del virus de la varicela-zóster, el mismo virus que causa la varicela. Después de que una persona haya tenido varicela, el virus permanece inactivo en el sistema nervioso y puede reactivarse años más tarde, provocando el herpes zóster.
En los adultos, el herpes zóster se manifiesta generalmente como una erupción dolorosa en un lado del cuerpo o la cara. La erupción suele ir acompañada de ampollas que se forman y luego se rompen, formando costras en un proceso que puede durar varias semanas. El dolor asociado con la erupción puede ser intenso y debilitante, y en algunos casos puede durar mucho tiempo incluso después de que la erupción haya desaparecido.
Síntomas comunes en los adultos
- Erupción cutánea: Aparece en una franja o banda en un lado del cuerpo.
- Dolor: Puede ser severo y se describe a menudo como una sensación de ardor.
- Picazón: La piel afectada puede sentirse extremadamente sensible y con comezón.
- Fatiga y fiebre: Algunos adultos también experimentan fiebre, dolor de cabeza y fatiga.
El herpes zóster puede tener complicaciones serias, especialmente para adultos mayores o aquellos con sistemas inmunológicos debilitados. Una de las complicaciones más comunes es la neuralgia postherpética, un dolor persistente en las áreas donde la erupción había estado, que puede durar meses o incluso años después de que la erupción haya desaparecido.
Vías de contagio del herpes zóster en adultos
El herpes zóster, conocido también como culebrilla, es una reactivación del virus varicela-zóster. Este virus puede permanecer inactivo en el sistema nervioso durante años después de una infección inicial de varicela. Aunque el herpes zóster no se contagia de persona a persona de la misma manera que la varicela, existen ciertas condiciones bajo las cuales puede propagarse.
Contacto directo con las lesiones
Una de las principales vías de contagio del herpes zóster en adultos es el contacto directo con las lesiones cutáneas activas. Las vesículas llenas de líquido pueden contener el virus, y tocar estas vesículas con la piel desnuda puede llevar a la transmisión. Es importante cubrir las erupciones para minimizar el riesgo de contagio.
Aire y superficies contaminadas
Aunque menos común, el virus puede esparcirse a través del aire si las lesiones cutáneas se encuentran expuestas. El virus puede sobrevivir en superficies durante un corto período, por lo tanto es posible, aunque raro, que se transmita mediante objetos contaminados. Mantener la higiene adecuada y evitar compartir objetos personales son medidas preventivas recomendadas.
Es fundamental tener en cuenta que solo las personas que no han tenido varicela o no han sido vacunadas son susceptibles al contagio del virus varicela-zóster a través del herpes zóster. Estas personas pueden desarrollar varicela en lugar de herpes zóster tras la exposición.
Factores de riesgo para contraer herpes zóster en adultos
El herpes zóster, también conocido como culebrilla, es una infección viral que afecta principalmente a los adultos. Diversos factores pueden aumentar el riesgo de desarrollar esta afección.
Edad avanzada
Uno de los principales factores de riesgo es la edad. A medida que las personas envejecen, su sistema inmunológico tiende a debilitarse, lo que aumenta la probabilidad de contraer herpes zóster. Este riesgo es particularmente elevado en personas mayores de 50 años.
Sistema inmunológico debilitado
El estado del sistema inmunológico también juega un papel crucial. Las personas con enfermedades que afectan el sistema inmunológico, como el VIH o el cáncer, y aquellas que están bajo tratamientos inmunosupresores, tienen un mayor riesgo de contraer herpes zóster.
Estrés y traumas
El estrés físico y emocional, así como traumas severos, pueden debilitar el sistema inmunológico y, por ende, incrementan las probabilidades de desarrollar herpes zóster. La capacidad del cuerpo para resistir infecciones se ve comprometida en situaciones de alta tensión o después de sufrir una lesión significativa.
Cómo prevenir el contagio del herpes zóster en adultos
Prevenir el contagio del herpes zóster en adultos es crucial para evitar las complicaciones asociadas con esta enfermedad. El primer paso es asegurarse de recibir la vacuna contra el herpes zóster, especialmente recomendada para personas mayores de 50 años. Esta vacuna ayuda a reducir la incidencia y gravedad del herpes zóster.
Medidas de higiene personal
La higiene personal adecuada también juega un papel fundamental en la prevención del contagio. Lavar las manos frecuentemente con agua y jabón, especialmente después de tocar las lesiones, puede disminuir significativamente el riesgo de propagación del virus.
Aislamiento de personas infectadas
Para evitar la transmisión del virus, es importante mantener aisladas a las personas que están infectadas con herpes zóster. Evitar el contacto directo con las lesiones y no compartir objetos personales como toallas o ropa puede ser eficaz para prevenir el contagio.
Por último, fortalecer el sistema inmunológico mediante una dieta balanceada, ejercicio regular y la gestión del estrés puede mejorar la resistencia del cuerpo a las infecciones virales, incluido el herpes zóster. Estos pasos combinados forman una estrategia integral para prevenir el contagio en adultos.