Nosotros vivimos en una era en la cual la información es accesible en todo momento y lugar. Gracias a la tecnología, podemos encontrar noticias y datos sobre cualquier tema en cuestión de segundos. Sin embargo, la facilidad para obtener información también trae consigo el problema de la desinformación. En el mundo actual, hay mucha información que no es precisa o verídica. Por lo tanto, es vital que practiquemos el discernimiento en la veracidad de la información que recibimos para tomar decisiones informadas.
Para empezar, hay que entender la diferencia entre información y opinión. La información es un hecho o una noticia que se presenta de manera objetiva. Por otro lado, la opinión es la perspectiva personal de alguien sobre un tema. Es importante que sepamos distinguir entre estos dos elementos antes de compartir o aceptar cualquier información, ya que una opinión puede no ser necesariamente verdadera o basada en hechos concretos.
Además, es importante verificar la fuente de la información. Es decir, de dónde proviene y quién la publicó. Si la fuente es desconocida o poco confiable, es posible que la información no sea precisa. Es recomendable buscar fuentes que sean respetables y que tengan un buen historial de imparcialidad y profesionalismo. También debemos prestar atención al lenguaje utilizado en la publicación, ya que el tono sensacionalista o el uso de términos exagerados pueden ser señales de información no confiable.
Otra forma de practicar el discernimiento en la veracidad de la información es haciendo una búsqueda adicional en línea o verificando varios sitios de noticias para confirmar la información. Si la información se encuentra en varios sitios web confiables y fuentes confiables la apoyan, es más probable que sea precisa. Asimismo, es conveniente consultar informes de verificación de hechos proporcionados por organizaciones especializadas, ya que estas entidades están dedicadas a verificar la veracidad de la información.
Es importante destacar que, aunque la información pueda parecer verdadera en un primer momento, siempre existe la posibilidad de que sea falsa. En muchos casos, la información se comparte en las redes sociales con fines de sensacionalismo o propaganda. Es fundamental que tengamos en cuenta las tendencias y los propósitos políticos de las publicaciones que compartimos, así como aquellos de los sitios en los que las encontramos.
El discernimiento también debe ejercerse al evaluar los videos y las imágenes que se comparten en línea. Es fácil manipular y alterar la información visual, por lo que es fundamental que nos preguntemos cuándo, dónde y cómo se grabó la imagen o el video y quién lo compartió. Asimismo, debemos cuestionarnos la autenticidad de cada imagen, video o audio antes de compartir y viralizar.
Por último, debemos aplicar el discernimiento incluso en la información que nos proporcionan personas cercanas, amigos o familiares. Debemos saber que ellos pueden tener puntos de vista diferentes a los nuestros, y eso puede afectar su interpretación de la información.
En definitiva, hoy en día, la creación de falsas noticias o “fake news” es habitual y presenta un problema complejo en la batalla por la veracidad de la información que se nos presenta. El discernimiento en la veracidad de la información es un proceso difícil que requiere tiempo y esfuerzo, pero es fundamental si queremos tomar decisiones correctas y estar informados en un mundo inundado de información y opiniones.
En resumen, para practicar el discernimiento en la veracidad de la información debemos prestar atención a la diferencia entre la información y la opinión, verificar la fuente de la información, hacer búsquedas adicionales en línea, evaluar los videos y las imágenes que recibimos y tener en cuenta las opiniones de las distintas personas que nos rodean. Es importante que seamos críticos y siempre nos aseguremos de contar con información precisa antes de tomar una decisión importante o compartirla con otros.