Expertos consideran que los recuerdos se encuentran guardados en nuestro cerebro. Desde aquel aniversario cuando te obsequiaron el anillo, la muñeca que tanto querías, o el momento que aprendiste a montar en bici, o esa fecha cuando nació tu hermano menos. Por regla natural eres capaz de recordar todo desde ¿dónde fue? ¿Cómo fue? ¿Con quién? ¿A qué perfume usabas en ese momento? O incluso sí hubo lágrimas de emoción.
Recordar esos momentos importantes hace salir lo mejores sentimos, y es símbolo de que gozamos de la vida. Pero igualmente puede tener otros beneficios emocionales, físicos, y hasta cognitivos. Seguramente te has preguntado ¿A qué se debe? Al indagar por estos recuerdos, el cerebro libera dopamina, igualmente llamada como: la molécula de la felicidad.
Los expertos aconsejan que evocar estos hechos felices, no solo para alegrarnos en ese momento, sino que esta acción a largo plazo nos ayuda a cultivar el optimismo, calmar la negatividad e inclusive mejorar nuestra fortaleza física. Investigaciones han demostrado mediantes escáneres en el cerero que la dopamina es liberada no solo cuando participamos concisamente en experiencias satisfactorias, sino igualmente cuando reflexionamos sobre los momentos significativos de la vida.
Por ejemplo, es bueno acordarse de los éxitos pasados, esto ayuda a ratificar la confianza personal en nosotros mismos ante un reto del presente. Es una defensa poderosa contra el miedo y el pensamiento de que “no podemos”.
La memoria funciona así:
La etapa inicial de los recuerdos es la clasificación de la memoria. En este instante, se guardan los aspectos visuales, semánticos y acústicos. Siendo el semántico es el más importante debido a que es donde se halla el significado que tienen los recuerdos para la persona que los tiene.
Luego, al almacenar la memoria, esta tiene recuerdos de corto y a largo plazo. Los de corto plazo se topan en el hipocampo, y se hace referencia a las cosas que «logramos olvidar». La memoria de largo plazo se ubica en la corteza prefrontal, y es aquella donde se guarda los estímulos sensoriales (sonidos, imágenes, olores, movimientos, olores, entre otros), y además toda la información principal sobre la conducta humana.
Finalmente, tenemos los recuerdos que depende de nosotros dónde estén guardados. Por ejemplo, si nuestra memoria los guarda en la memoria a largo plazo, es posible que se recupere a través de la asociación con otros recuerdos. Pero que a pesar de que no lo recordemos con frecuencia, puede que te haga feliz recordarlo.