El tomate es un fruto carnoso y jugoso de origen mexicano, la parte norte de Centroamérica y la zona del sur que hoy es Perú. Sin embargo, hoy en día, puede decirse que es un patrimonio de la gastronomía mundial, ya que su uso se extiende desde la nación azteca hasta el Medio Oriente y desde La Patagonia a Los Urales.
Los tomates se usan para ensaladas y para la maravillosa salsa roja típica de México, pero ha sido adaptada a la gastronomía de muchos países. Tanto es así que forma parte importante de la comida mediterránea.
La gastronomía italiana no es nada sin el tomate con el cual se preparan cientos de platos internacionalmente famosos. Sin contar que las pizzas son imposibles sin esta. En todo el mundo árabe, por su parte, se combina con berenjenas y aceitunas en los más variados platos y recetas.
Los franceses utilizan tanto las rodajas de tomates como la salsa de este en su famosa receta de ratatouille que inspiró la película animada tan famosa. A continuación, algunas recetas de con base de tomates que se preparan alrededor del mundo:
1.- Salsa roja mexicana
Hay varias salsas rojas en México, pero casi todas son una variante de la siguiente: en un comal, placa de cocción o sartén se asan hasta dorar tomates rojos y maduros, cebolla, ajo y chile de árbol.
También pueden meterse al horno hasta que doren. Tras esto, los ingredientes se pasan al vaso de la batidora donde se incorpora aguacate, perejil, orégano, aceite y sal y todo se procesa hasta lograr una crema homogénea que es la famosa salsa roja que da sabor a todo México.
Otra modalidad de esta salsa es que una vez procesada se lleva a hervor con un toque de caldo y especias al gusto. Asimismo, sirve para hacer guisos de carnes, aves o vegetales y para bañar tacos, tamales o sándwiches.
2.- Salsa roja napolitana
Esta receta se hace en toda Italia con pequeñas variaciones en especias y condimentos, pero básicamente es sofreír ajo y cebolla hasta dorar y agregar los tomates pelados y licuados y un poco de agua (o cortados en finos dados) y dejar cocinar hasta que espese y emulsione.
Lo ideal es usar aceite de oliva, pero se puede hacer con aceite de soja o maíz. Tras hervir una hora se le echa sal y pimienta y unas hojas de albahaca.
Esta salsa se puede usar para pastas, pero también como base para cocinar pollo, carnes o pescado. En el sur de Italia suelen añadirle aceitunas negras y alcaparras y sustituir la albahaca por orégano.
3.- De Europa a América
La comida de América y, sobre todo, de América Latina es una amalgama de sabores que combinan las raíces indígenas que usaban el tomate como alimento base, la comida africana que llevaron los esclavos y, por supuesto, los platos españoles y portugueses que se mezclaron a lo largo de los siglos.
En casi todos los países centroamericanos y suramericanos se prepara una salsa roja que se puede hacer con trozos de carne, carne molida o pollo.
Básicamente, sofreír cebolla, ajo, pimientos e ingredientes locales que se mezclan con las carnes y tomates, patatas y verduras para dar origen a diversos guisos que se comen con arroz o pastas.
Es muy común que estas preparaciones formen parte de platos emblemáticos con frijoles rojos, blancos o negros que se comen en casi todos los países latinoamericanos. Ejemplos son la ropavieja cubana, la bandeja paisa colombiana y el pabellón venezolano.
¿Y el valor nutricional?
Como casi todas las salsas rojas están hechas con una base importante de tomates tienen un gran valor nutricional. Este fruto es rico en fibras, vitamina C, B y E, ácido fólico y minerales como potasio, hierro, magnesio y fósforo.
Aunado a que tiene muy pocas calorías si la salsa roja se hace con poca grasa o grasas de calidad resulta altamente beneficiosa al organismo porque tiene todos los nutrientes que se requieren para que el cuerpo realice sus funciones como renovar células, respirar, actividad cerebral, ósea, motora y mucho más.